Malí

En Malí, Suiza trabaja por combatir la pobreza, por el respeto de los derechos humanos y a favor de una paz duradera. Apoya el desarrollo económico local, la gobernanza, la paz y el desarrollo humano, con un foco especial en la educación básica de calidad. La cooperación suiza concentra sus actividades en las regiones de Sikasso, en el sur, Mopti en el centro y Tombuctú en el norte del país.

La historia reciente de Malí está marcada por las crisis políticas y los conflictos que han conducido a altos niveles de inseguridad y violencia. Tras los enfrentamientos en el norte del país en 2012, las elecciones democráticas de 2013 allanaron el camino para la firma de un acuerdo de paz en junio de 2015. Sin embargo, la lentitud en la implementación del acuerdo y la falta de inclusión política condujeron a una nueva crisis sociopolítica a la que siguió un golpe de Estado en mayo de 2021. Malí se encuentra desde entonces en una fase de transición política.

El país sigue enfrentándose a muchos retos: el alto nivel de inseguridad repercute negativamente en el desarrollo del país. El Estado carece de capacidad suficiente para garantizar la seguridad de su población y satisfacer sus necesidades fundamentales, y el futuro de las nuevas generaciones es incierto. El deterioro de la situación de seguridad ha causado el desplazamiento forzado de más de 350 000 personas y el número de personas que necesitan ayuda humanitaria va en aumento: en 2022 han sido más de 7,5 millones (entre ellas 5 millones de niños).

A pesar de todo ello, Malí cuenta con una capacidad de resiliencia remarcable, un fuerte potencial agrario y ganadero y un capital humano inmenso. Suiza apoya este potencial con sus instrumentos de política exterior, esto es, la cooperación al desarrollo, la política de paz y la ayuda humanitaria. Este compromiso se complementa con el envío de personal especializado a la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) y el apoyo de los departamentos federales DDPS y DFJP a la Escuela de Mantenimiento de la Paz en Bamako.

Desarrollo humano

Ofertas adaptadas a los desafíos sociales y humanitarios

Suiza apoya a las autoridades, a las colectividades territoriales y a los actores de desarrollo y humanitarios para mejorar sus respuestas a situaciones de emergencia, permitir el acceso a una educación básica de calidad y proteger a la población civil. Asimismo, acompaña al gobierno maliense en la definición e implementación de su política nacional de seguridad alimentaria y nutricional a favor de los más vulnerables. En Malí, alrededor de un millón de niños de entre siete y doce años no van a la escuela, y la mitad de los que están escolarizados abandonan el sistema educativo prematuramente. Suiza se centra en la mejora de la calidad de la enseñanza y la gestión descentralizada de la educación. En respuesta a las crisis sanitarias y de seguridad, también promueve alternativas educativas inclusivas (por ejemplo, escuelas móviles).

Desarrollo económico local sostenible

Mayor productividad e incremento de los ingresos

Dos tercios de la población de Malí vive en zonas rurales y su actividad representa alrededor de un tercio del PIB. Suiza apoya iniciativas que favorecen el aumento de la productividad agrícola y de los ingresos. Respalda el desarrollo de un sector privado inclusivo y aboga por una formación profesional orientada a las necesidades del mercado, que permita una mejor integración de los jóvenes en el mercado laboral. El objetivo de este tipo de iniciativas es impulsar la economía, particularmente a nivel local.

Gobernanza y paz

Descentralización y fortalecimiento de las instituciones locales

Suiza apoya a los actores estatales, tanto a nivel central como descentralizado, a mejorar sus resultados y lograr una administración pública transparente, responsable e inclusiva. Colabora en el refuerzo de las competencias de los cargos públicos locales en materia de gestión administrativa y financiera. También apoya la movilización de recursos gestionados por las colectividades territoriales y su transferencia a las regiones. Hay programas específicos dedicados a la lucha contra la corrupción y la impunidad. Suiza promueve, asimismo, el fortalecimiento de las capacidades de las autoridades descentralizadas en el establecimiento de mecanismos de protección de la población civil.

A través de la División Paz y Derechos Humanos del DFAE, Suiza se implica por la implementación del Acuerdo de Paz de Argel de 2015, la promoción de la inclusión y el apoyo a la reconciliación nacional.

Contrapartes

Suiza implementa su programa por medio de múltiples partenariados con instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales locales e internacionales, así como otras contrapartes bilaterales y multilaterales.